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miércoles, 27 de marzo de 2013

Cada año se deforestan 310.349 hectáreas

27/03/2013
 
 Según MinAmbiente, la pérdida total de bosque fue de 6.206.000 hectáreas entre 1990 y 2010. Aproximadamente el 40 por ciento de la deforestación ocurrió en la Amazonia.

El Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible reveló la tasa oficial de deforestación de Colombia, según una metodología desarrollada por científicos y coordinada entre el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi) y el Ideam.
Entre 1990 y el 2010 fueron deforestadas, en promedio, 310.349 hectáreas al año en Colombia. Esto quiere decir que, cada 12 meses, desaparecen casi dos veces el área total de Bogotá (según la Secretaría Distrital de Planeación de la capital, el área total de la ciudad es de 163.000 hectáreas en el 2011).
Esto se traduce en que Colombia perdió, en esa década, 6’206.000 hectáreas de bosque, es decir 5,4 por ciento de la superficie del país, según el Ministerio de Ambiente.
La misma cartera reveló que el 40 por ciento de la deforestación en ese lapso ocurrió en la Amazonia y el 32 por ciento, en la región Andina. Por su parte, la pérdida del 41 por ciento de bosque natural ocurrió en la jurisdicción de tres Corporaciones Autónomas Regionales: Corporamazonia (Caquetá, Putumayo y Amazonas), Cormacarena (Meta) y CDA (Guainía, Guaviare y Vaupés).
Llama la atención que recientes investigaciones, específicamente para el segundo semestre del 2012, identificaron nuevos focos de deforestación en el Pacífico colombiano, principalmente en zonas aledañas a la vía Cali-Buenaventura, Tumaco y Urabá. Y permanecen activos los focos en el norte de la Amazonia y Orinoco.
"Esta información nos han ayudado a diseñar un paquete de políticas, normatividad, planes y proyectos para llegar a estos lugares con acciones que contrarresten y eviten efectivamente la deforestación", afirmó el ministro de Ambiente, Juan Gabriel Uribe.
Las causas de la deforestación
La investigación de las entidades determinó que la mayoría del terreno desforestado (56 por ciento) se transformó en coberturas de pasto y el 10 por ciento en áreas agrícolas.
Por su parte, los bosques secundarios Andinos, que se caracterizan por una alta biodiversidad, han sido reemplazados por pasturas degradadas. Así mismo, la ganadería extensiva es una de las principales causas de deforestación. El área para esta actividad se ha expandido de 14,6 a 38 millones de hectáreas en los últimos 50 años.
Otro de los temas preocupantes es la minería ilegal. Esta actividad ha tenido efectos nocivos para el medio ambiente especialmente en el Pacífico, Amazonia y Magdalena Medio. De igual manera, el 39 por ciento del área que ocupan los cultivos ilícitos coincide con 10 municipios en los que hay deforestación.
El Ministerio de Ambiente también da una cifra preocupante: solamente el 58 por ciento del aprovechamiento de madera en Colombia es legal.
Ante este panorama, la cartera está trabajando de la mano con el Ministerio de Agricultura para reducir el impacto de la ganadería extensiva en los bosques naturales en cerca de 75.000 hectáreas en siete regiones del país. 

att. Vicente Cubells

lunes, 25 de marzo de 2013

La deuda climática

22/03/2013

El cambio climático se encuentra entre las principales prioridades políticas, científicas, económicas y morales del siglo 21. La estabilidad planetaria, y por ende la seguridad de la humanidad, depende de las medidas que se tomen ahora para mitigar el impacto de la actividad humana sobre el clima.
Todavía es posible evitar cambios climáticos catastróficos. Pero para lograrlo se necesita una movilización coordinada a escala planetaria similar a la de la Segunda Guerra Mundial. No hay excusa para el retraso, pues cuando nuestros hijos se enfrenten a olas extremas de calor, sequías, tormentas, inundaciones, epidemias y hambrunas, ya sería demasiado tarde.
Una de las características mas insólitas de las negociaciones internacionales sobre cambios climáticos es la vergonzosa relación entre los burócratas de los países en desarrollo, donde se encuentra el 83% de la humanidad, y los burócratas de una élite minoritaria pero privilegiada y prepotente: los representantes de los países industrializados.
Durante años los países en desarrollo han venido solicitando, sin éxito, que las naciones industrializadas cumplan con obligaciones explícitas del Acuerdo Marco sobre Cambios Climáticos de 1992, como las relacionadas con sus desproporcionadas emisiones de gases del efecto invernadero. O las vinculadas a su mayor capacidad, tanto tecnológica como económica, para reducir emisiones. Solicitan también, sin éxito, que se cumplan los compromisos sobre la transferencia de tecnologías menos contaminantes, en términos preferenciales, para evitar incrementos innecesarios en las emisiones de países en desarrollo por su dependencia de tecnologías obsoletas.
Tampoco se ha cumplido el compromiso de los países industrializados de facilitarle recursos financieros a los países más pobres, tanto para asegurar que su desarrollo se fundamente en procesos energéticos más eficientes y menos contaminantes, como para asistir en su adaptación a los inevitable impactos climáticos que se avecinan.
El único acuerdo concreto de la cumbre de Copenhagen en Diciembre 2009 fue el de evitar que la temperatura promedio del planeta aumente mas de 2ºC sobre el promedio de la época preindustrial. El fracaso de Copenhagen no se limita a la ausencia de un acuerdo legalmente vinculante. El verdadero fracaso es la ausencia de una estrategia para alcanzar el objetivo de los 2ºC, la ausencia de compromisos efectivos para la reducción de emisiones, la ausencia de un mecanismo para distribuir las responsabilidades y la ausencia de recursos financieros para asistir a los países más pobres en su adaptación a cambios climáticos generados principalmente por países industrializados.
Las negociaciones sobre cambios climáticos en Durban, Sur África, en Diciembre 2011, sólo sirvió para ratificar el compromiso de los 2ºC. Cada país deberá presentar sus contribuciones voluntarias con dicha meta para el 2015, a ser implementadas sólo a partir del 2020. En tales condiciones, sin objetivos vinculantes, coordinados y compatibles con la meta de los 2ºC, para el 2020 el planeta estaría rumbo hacia un aumento promedio de temperatura de 4ºC, con calamitosas implicaciones para toda la humanidad.
Un estudio reciente del Instituto Goddard para Estudios Espaciales de la NASA y el Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia, concluye:
En el Plioceno temprano, cuando el nivel del mar era 25 metros superior al actual, la temperatura superaba por apenas 1ºC la del Holoceno, no más de 2ºC superior a la temperatura promedio de la era preindustrial. El objetivo actual de limitar el calentamiento global a 2ºC y la concentración de CO2 a 450 partes por millón es una prescripción para el desastre”(Paleoclimate Implications for Human-Made Climate Change, NASA 2011)

att. Vicente Cubells

martes, 12 de marzo de 2013

Cambio climático ¿Estamos o no estamos a tiempo

12/03/2013

Uno de los temas a los que aparentemente se le está dando cierta relevancia en la opinión internacional es si aun estamos o no a tiempo de revertir los efectos que nuestras emisiones de gases están causando en el clima del planeta.
Veamos, los cambios en el clima del planeta entero -a excepción de una catástrofe natural como la caída del meteorito que hace 365 millones de años causó abruptas modificaciones – se van dando naturalmente de una forma muy paulatina, es decir, tienen que pasar mas de 100 vidas de un hombre para ver solo un pequeño cambio.
Los ciclos de la Tierra llevan tantos años que para una persona resultan casi incomprensibles, ya que no podemos tener clara noción de lo que significan dos o tres millones de años, cuando vivimos apenas 100.
Sin embargo, tanto por los avances tecnológicos como por la forma en la que se fueron desarrollando nuestras sociedades, hemos adquirido la capacidad de acelerar estos procesos, de alterarlos e incluso de superar la extraordinaria capacidad del planeta de absorber esos cambios y encauzarlos, adaptándolos a sus propios tiempos.
El planeta desde sus inicios nunca ha dejado de mutar, desde las mas frías eras glaciales, hasta las etapas mas calurosas. Sin embargo estos cambios siempre han sido tan “lentos” que ningún ser vivo hubiera sido capaz de percibirlos.
Todo eso hasta que, hace unos pocos cientos de años, llegó a nuestras sociedades la “Revolución Industrial”. De allí en adelante todos sabemos lo que pasó, el crecimiento de la industria ha sido tan grande y tan veloz que un día nos tomaba meses cruzar el Atlántico y al otro lo hacíamos en 4 o 5 horas. Un día las guerras eran con fusiles y bayonetas y al otro con bombas atómicas, misiles teledirigidos y uranio empobrecido.
Para los millones muertos causados por el Tsunami, el Huracán Katrina, las inundaciones y sequías que van y vienen en todo el mundo. Para los cientos de millones de muertos vivos de los países “en desarrollo” que no comen, que no tienen acceso al agua potable, que no pueden acceder a servicios de salud básicos, para los envenenados por las fumigaciones, por la minería o por las innumerables industrias que beben y contaminan el agua de los pobres para producir bienes de lujo para los ricos. Para ellos ya no estamos a tiempo.
Según un estudio de la ONG Save the children, los desastres derivados del cambio climático, que abarcan desde sequías a lluvias torrenciales, provocarán que en 2010 haya en todo el mundo 50 millones de desplazados medioambientales, la mayoría de ellos mujeres y niños. Esto sucederá hagamos lo que hagamos de aquí a ese momento. Para ellos tampoco estamos a tiempo.
Pero el ser humano ha sabido cubrir cada espacio del planeta, se ha sabido adaptar a todos los climas y es probable que sobreviva a cualquier cambio en el clima que el futuro nos depare. El punto es que tengamos claro que, de las decisiones que tomemos ahora, dependerá la cantidad de personas que sobrevivan y las condiciones climatológicas en las que ellos deberán existir.
¿Pensaremos individualmente, tratando de disfrutar de nuestra vida lo mas que podamos o aprenderemos a pensar como especie, sacrificando parte de nuestro bienestar por el de nuestros hijos, nietos o quienes los sucedan?.

lunes, 4 de marzo de 2013

¿Cuánta radiación emiten los Smartphones actuales

04/03/2013

Hoy como podréis ver nuestra entrada va a romper un poco con el esquema de entradas que hemos subido ultimamnete como podréis ver, pero igualmente en ella se refleja como las nuevas tecnologías cuando son utilizadas de forma irresponsable pueden llegar a afectar tanto a nuestro planeta comoa las propias personas, que es en lo que se centr principalmente la entrada
El valor SAR es un aspecto muy importante a tener en cuenta si nos interesa la relación del smartphone con nuestra salud.
El valor SAR es un aspecto muy importante a tener en cuenta si nos interesa la relación del smartphone con nuestra salud.
No es la primera vez que abordamos el tema del impacto en nuestra salud de la radiación que emiten los teléfonos móviles, aunque nunca está de más una actualización para ponernos a tono respecto a cómo se está moviendo el mercado en función a este aspecto; que si bien está alejado de lo último en pantallas, procesamiento, software y cámaras, no por eso deja de ser importante.
Si lo que un smartphone genera en materia de radiofrecuencias tiene un impacto real y serio sobre nuestra salud es un tema de discusión permanente. Un importante segmento de la comunidad científica internacional coincide en que los niveles de radiación que emite un teléfono móvil y las antenas con las que se contactan son demasiado débiles como para romper algunos de los enlaces químicos que forman parte del cuerpo humano, producir eventuales daños en el material genético de las células u otros efectos adversos.
En 1998 la OMS dio a conocer que, para provocar un efecto realmente nocivo sobre partes sensibles de nuestro cuerpo, se necesitaría la potencia emitida por radares militares de última generación, un parámetro muy lejano al de los equipos que actúan en zonas urbanas.
Ahora bien, los que están en “la vereda de enfrente“, principalmente biólogos, aseguran que esa radiación de baja frecuencia declarada inofensiva en realidad provoca cambios eléctricos en la membrana de todas las células del cuerpo, alterando los flujos celulares de algunos iones, sobre todo el calcio, lo que podría tener efectos biológicos como:
  • Insomnio.
  • Depresión.
  • Trastornos de atención y memoria.
  • Presión arterial alta (hipertensión).
  • Variaciones en ritmo cardiaco y aparatos que lo regulan (marcapasos).
  • Ojo seco y visión borrosa.
  • Calambres y dolor articular.
  • Piel seca.
  • Distintos tipos de cáncer, sobre todo leucemia.
  • Alteraciones neurológicas y del aparato reproductor.
  • Malformaciones fetales.
También hay estudios que relacionan la aparición de cáncer en niños con el uso de teléfonos móviles por parte de éstos, aunque esos estudios no son concluyentes.
En función de éstas y otras probabilidades es que a nivel mundial se establecen valores máximos de SAR para aprobar la venta de un smartphone. El SAR es la potencia máxima que absorbe un tejido vivo a partir de la emisión de radiofrecuencia de cualquier dispositivo electrónico, medida en Watts por Kilogramo (W/Kg). Para determinar este valor se tienen en cuenta tres aspectos: la potencia de la frecuencia emitida por el equipo, la posición relativa al cuerpo humano durante su uso, y la zona del cuerpo afectada directamente. En el caso de un smartphone el estudio se hace en función al uso del aparato apoyado a la cabeza (mientras se habla). Aunque las costumbres también llevan a pensar en zonas como la entrepierna (a partir del uso del bolsillo para su traslado).
En los Estados Unidos, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) establece como límite un valor de 1,6 W/Kg de impacto sobre 1 gramo de tejido.
En Europa, la UE establece este mismo límite en un valor de 2 W/Kg, basándose en un impacto sobre 10 gramos de tejido.
Con este dato como parámetro veamos cómo están posicionados los equipos de la actualidad:


 Posición


Dispositivo


SAR (en W / Kg)

1

Samsung Galaxy Note II

0,171 W / Kg
2 Samsung Galaxy Note 0,209 W / Kg
3 Samsung Galaxy S2 0,247 W / Kg
4 Samsung Galaxy Nexus 0,303 W / Kg
5 Samsung Galaxy S3 0,342 W / Kg
6 Google / LG Nexus 4 0,550 W / Kg
7 HTC One S 0,687 W / Kg
8 Samsung Galaxy Ace 0,840 W / Kg
9 Apple iPhone 5 0,901 W / Kg
10 Blackberry Z10 0,970 W / Kg
11 Apple iPhone 4s 1,110 W / Kg

Si bien ningún equipo siquiera roza el límite más estricto (impuesto por la FCC), los equipos de Apple y BlackBerry son los que más se acercan, mientras que los de Samsung están más alejados.
De todas formas hay consejos básicos para evitar cualquier inconveniente, como el no llevar el teléfono en el bolsillo y evitar acercarlo al oído apenas se atiende la llamada o mientras suena, ya que en ese momento es cuando el equipo entrega su mayor potencia de enlace. Una vez que la llamada está en curso, el nivel de radiación baja notablemente.

CUADERNO DE BITÁCORA

04/03/2013

Buenos días hermanos verdes.

Como podeis ver ya hemos subido el espereradisimo trabajo de investigación, en el podréis encontrar una amplisima fuente de información acerca de las ONGDen concreto de ECOSOL y PETJADES.
Una vez subido el trabajo nos vamos a volver a centrar en subir nuevas entradas. Antes cualquier duda que os pueda surgir transmitirnosla mediante comentarios y estarios encantados de contestarosla lo mejor que podamos e incluso podríamos pedir información a las mismisimas personas intengrantes de las ONGD.
En los últimos días además de realizar el trabajo nos hemos dedicado a arreglar un problema que tuvimos con el pasador de imagenes del blog, a causa de un codigo HTML mal introducido. Ahora en breves momentos pdréis ver una nueva entrada interesantisima en nuestro blog.

Hasta pronto almas verdes, y recordar, el mundo es nuestra casa y hay que cuidarla.
 

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