20/02/2013
Frenar el cambio climático es el gran reto al cual la humanidad debe enfrentarse de forma inminente. Los causantes del calentamiento global no son tan sólo la industria y el transporte, nuestros hábitos alimentarios también tienen un coste ambiental notable (cultivos, procesos de elaboración, envase, refrigeración, transporte, cocción…). La carne es uno de los alimentos que tiene un mayor coste ambiental. El sector ganadero es responsable de la emisión de hasta el 18% de los gases de efecto invernadero. La lucha para frenar la llegada del mayor desastre ecológico de la Historia también pasa por mejorar nuestra alimentación ya que adquirir unos hábitos alimentarios saludables puede salvar nuestro planeta.
El 28 de Noviembre de 2006, la Organización de las
Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación (FAO) presentó un informe titulado La Larga Sombra del
ganado (Livestock’s Long Shadow) en el cual se demuestra que la ganadería
genera más emisiones de gases de efecto invernadero que los automóviles. Esta
afirmación es, aparentemente, extraña. ¿Qué es lo que hay detrás de la
ganadería industrial para que esta haya devenido insostenible?
La desnaturalización de nuestras vidas, especialmente, en
los hábitos alimentarios, ha generado un gran desequilibrio en el planeta. La
ganadería industrial ha devenido un problema insostenible ecológica y
económicamente, debido a la gran cantidad de animales que se “producen”, por la
alimentación que se suministra a los mismos y por las condiciones de vida con
las cuales se les mantiene. La
Larga Sombra del Ganado, ha sido dirigida por el economista
agrícola Henning Stenfield. Este detallado análisis demuestra que la ganadería
es responsable de hasta el 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero
y que a la vez el aumento del consumo de productos cárnicos es la principal
causa de la deforestación de selvas, bosques y sabanas.
En la actualidad, el consumo de productos de origen animal
parece haberse democratizado. El bistec diario ya no es un lujo que sólo puedan
permitirse las clases más pudientes. Personas de todas las clases sociales
consumen productos cárnicos a diario, lo cual, hace algunos años, era
inimaginable. Sin embargo, este aumento disparatado del consumo de carne ha
conllevado consecuencias nefastas para nuestra salud, para los animales y para
el equilibrio económico y ecológico de nuestro planeta. El aumento de la
cantidad tiene como contrapartida la disminución de la calidad, un gran coste
medioambiental y la vulneración sistemática de los derechos de los animales.
Las granjas de la Era Postindustrial
han dejado de ser aquellos espacios aparentemente bucólicos en los que el
ganado pastaba placidamente en campos verdes. Una nave de hormigón en la que
los animales se encuentran confinados y se alimentan a base de piensos
elaborados con soja transgénica, beben agua mezclada con antibióticos y
hormonas que estimulen el crecimiento, es el prototipo de granja industrial
europea de nuestros días. Este sistema se conoce como ganadería intensiva, lo
cual consiste en engordar el ganado en muy poco espacio y en muy poco tiempo,
para mandarlo lo antes posible al matadero y obtener una productividad muy alta
y, lógicamente, un mayor beneficio económico. La mayoría de animales destinados
al consumo humano pueden ver el Sol por primera vez en su vida, el día que son
trasladados al matadero en camión. El resultado de este proceso es una carne
barata, pero que ocasiona innumerables sufrimientos a los animales, que es
nociva para nuestra salud y para la de nuestro planeta.
¿Por qué la ganadería
contribuye en aumentar el calentamiento global?
Las claves básicas que configuran la responsabilidad de la ganadería
en el aumento de la temperatura global son dos: en primer lugar, la existencia
masiva de ganado no integrado al medio y, segundo, la concentración del mismo.
Reflexión.
En Agosto de 2008, el presidente del Grupo
Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la Organización de la Naciones Unidas
(ONU), Rajendra Pachauri, recomendó a los ciudadanos europeos y estadounidenses
reducir el consumo de carne como medida para combatir el cambio climático.
"Se debería comer menos carne.” Según declaró Pachauri en el Parlamento
Europeo en respuesta a la pregunta de un eurodiputado que le preguntó sobre los
comportamientos que los ciudadanos deberían adoptar contra el calentamiento
global. “La gente estaría más sana y los países también saldrían
beneficiados". Pachauri, en declaraciones al periódico británico The
Observer hizo una interesante reflexión “Es más fácil reducir el consumo de
carne que prescindir del transporte”.
El excesivo consumo de carne de sociedades como la nuestra
es pernicioso para la salud porque esta relacionado con diversas enfermedades:
obesidad, hipertensión, diabetes, osteoporosis, cáncer de colon (entre otros),
enfermedades coronarias, accidentes cardiovasculares, etc. Mucho antes que se
conociera la relación entre la ganadería y el cambio climático, las autoridades
sanitarias ya habían advertido, por motivos de salud, que se consumían
proteínas de origen animal en exceso. Ahora, sabiendo el daño que esta dieta
desequilibrada causa a nuestro planeta tenemos aún más razones para aprender a
alimentarnos mejor. Reducir la ganadería significa reducir los campos
destinados a cultivos de forrajes. Este puede ser el primer paso para empezar
la supresión de los cultivos tansgénicos y recuperar masa forestal y sistemas
de agricultura tradicionales, además, permitiría que millones de toneladas de
cereales destinadas a forrajes fueran destinadas directamente al consumo
humano. Los desequilibrios ocasionados por los excesos de la carne, nos
permiten afirmar que un vegetariano además de respetar la vida de todas las
especies es un activista en defensa de nuestro planeta y de aquellos que sufren
enfermedades derivadas de la malnutrición.
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